El hombre llamado Namarasotha –
Cuentos Africanos Tradicionales
Había un hombre que se llamaba Namarasotha. Era pobre y andaba siempre vestido de
harapos. Un día fue a cazar. Al llegar al bosque, encontró un impala
muerto. Cuando se preparaba para asar la
carne del animal, apareció un pajarito que le dijo:
- Namarasotha, no se debe comer esa carne. Continúa un poco más que lo que es bueno,
estará allá.
El hombre dejó la carne y continuó caminando. Un poco más adelante, encontró una gacela
muerta. Intentaba, nuevamente, asar la
carne cuando apareció otro pajarito que le dijo:
Namarasotha, no se debe comer esa carne. Siempre avanza, que encontrarás cosas mejores
que eso.
El obedeció y continuó caminando hasta que vió una casa
junto al camino. Paró y una mujer que
estaba al lado de la casa, lo llamó, pero el tuvo miedo de acercarse puesto que
estaba muy harapiento.
– ¡Ven
aquí! – insistió la mujer.
Entonces Namarasotha se aproximó.
– Entra,
le dijo.
El no quería entrar porque era pobre. Pero la mujer insistió y Namarasotha
finalmente entró.
Ve a lavarte y ponte estas ropas, le dijo la mujer. Y el se lavó y vistió pantalones nuevos. Luego la mujer declaró.
- A partir de este momento, esta es tu
casa. Tu eres mi marido y de ahora en
adelante, eres tu quien manda.
Y Namarasotha se quedo, dejando así de ser pobre.
Un cierto día había una fiesta a la que debían
asistir. Antes de partir a la fiesta, la
mujer le dijo a Namarasotha:
- En la fiesta a la que vamos, cuando bailes,
no debes mirar hacia atrás.
Namarasotha estuvo de acuerdo y partieron juntos. En la
fiesta, bebió mucha cerveza de harina de mandioca y se embriagó. Comenzó a danzar al ritmo de la
batucada. A cierta hora, la música
estaba tan animada, que miró hacia atrás.
Y en ese propicio momento, volvió a estar como estaba antes de llegar a
la casa de la mujer: pobre y haraposo.
Moraleja: Todo
hombre adulto debe casarse con una mujer de otro linaje. Sólo así será respetado como hombre y tenido
por “bien vestido”. El adulto sin mujer es “desharrapado y pobre”. La verdadera riqueza para un hombre es la
esposa, son los hijos y su tierra.
Los animales que Namarasotha encontró muertos, simbolizan
a las mujeres casadas y si comiese de esa carne, estaría cometiendo
adulterio. Los pajaritos representan a
los más viejos, que aconsejan casarse con una mujer libre. En las sociedades matriarcales del norte de
Mozambique (de donde proviene el cuento), son los hombres quienes se integran
en los espacios familiares de las esposas.
En estas sociedades, el jefe de cada uno de estos espacios, es el tío
materno de la esposa. El hombre casado
ha de sujetarse a las normas y reglas que este traza. Si se revela e impone sus reglas, pierde su
estatuto de marido y es expulsado, quedando cada cónyuge con lo que llevó para
el lugar.
Cumpliendo siempre lo que los pajaritos le iban diciendo
durante su viaje en busca de “riqueza”, Namarasotha acabó por encontrarla: se
casó con una mujer libre y obtuvo un lugar.
Pero por no haber seguido el consejo de la mujer, perdió el estatuto
dignificante del hombre adulto y casado.
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